Como mencione en el artículo anterior sobre el origen del Entrenamiento Funcional, esta es una nueva tendencia de preparación física en el mundo del deporte y actividad física para la salud, que busca acercar los ejercicios, así como los planes de trabajo a las necesidades de cada usuario de acuerdo a sus Actividades de la Vida Diaria y Vida Laboral.Lo “funcional” significa que tiene un propósito o utilidad para algo, esta es una forma de entender un poco más cuál es la dirección del entrenamiento funcional. Por supuesto lo que es funcional para una persona puede no serlo para otra, por esta razón requerimos saber que necesita el cliente en forma general y particular.
Este tipo de entrenamiento se basa, a la vez, en la utilización de las diferentes cadenas musculares, las cuales son circuitos anatómicos (articulaciones y músculos) a través de los cuales se propagan las fuerzas organizadoras del cuerpo en diversos planos para la correcta ejecución de cada movimiento. Entre los practicantes se ha acuñado mucho la frase “Nuestro cerebro no sabe de músculos sino de movimientos”, para explicar que se debe entrenar la globalidad muscular en mayor medida dejando a un costado ejercicios que trabajan músculos analíticos de forma preponderante. Los ejercicios funcionales implican la concurrencia de músculos que generan la acción, los que generan la estabilización de la articulación y los sinergistas del movimiento, tales sinergias se podrían agrupar en las ya mencionadas cadenas musculares; por lo que si un entrenamiento se basa en la activación de todas estas cadenas musculares, nos aseguramos de tener un entrenamiento global.
Por otro lado, una de las características que llama la atención es que para entrenar se requiere de diversos materiales pero a su vez accesibles y económicos, como son: tapete, pelota suiza, bosu, conos, ligas, bandas de alta resistencia, pesos libres, escaleras de agilidad, etc. y lo que distingue el trabajo con estos implementos del resto de máquinas de la sala de musculación es que se puede trabajar principalmente de pie o de forma más dinámica. Si nos tomamos unos segundos de reflexión sobre nuestras actividades diarias, podemos darnos cuenta que lo seres humanos pasamos más de la mitad del día sentados o acostados (cuando dormimos, los desplazamientos en coche, en el trabajo, durante las comidas, el tiempo de relax en casa, etc.) y cuando llegamos al centro de fitness, la mayor parte de las máquinas necesitan que el usuario esté sentado para controlar la buena ejecución del ejercicio, hecho que aumenta los síndromes cruzados entre la musculatura tónica y la fásica de su cuerpo.
El entrenamiento funcional se adapta a una innumerable variación del ángulo y planos de movimiento para casi todos los ejercicios. Cada uno de estos ejercicios puede ser parte de un programa para lograr objetivos funcionales específicos, es decir, golpe con puño, patada de fútbol, salto de longitud, swing en golf, derribos, o simplemente en el caso del Fitness, fortalecer la musculatura y mantener el cuerpo activo para tonificar y disminuir el porcentaje de grasa. En los deportes y en las actividades cotidianas nos movemos en múltiples planos de movimientos al mismo tiempo; el entrenamiento funcional nos permite entrenar de la forma en que vivimos en vez de exigirnos que nos sentemos y entrenemos un sólo plano o un músculo aislado por vez.
Los ejercicios dinámicos y los implementos con el que se entrena permiten una activación importante de la llamada “Zona del Core”, que es el núcleo corporal, compuesto por los músculos que se encuentran en espalda baja, glúteo, abdomen y músculos pélvicos. Y es que el centro de gravedad está ubicado justo por encima de las caderas sobre la línea media del cuerpo; los cambios de postura corporal mueven el centro de gravedad, pero en la mayoría de las actividades de la vida cotidiana, permanece dentro de los límites del torso. El cuerpo utiliza fuerza muscular para controlar su centro de gravedad durante el movimiento. Las técnicas de entrenamiento en funcional están diseñadas para desplazar de forma intencional su centro de gravedad, lo cual activa la musculatura de la sección media durante cada ejercicio para estabilizar y equilibrar el cuerpo verdaderamente.
El que los músculos del núcleo corporal estén activos reditúa en un cuerpo más saludable y menos propenso a patologías. De la misma manera sucede en las articulaciones, ya que tenemos estructuras especializadas en detectar los cambios de orientación del cuerpo (propiocepción) y estas envían las señales al Sistema Nervioso para que de respuesta inmediata a través del tejido muscular para aumentar o disminuir el tono de esa área tratando de preservar su integridad. Al repetir esto continuamente con el entrenamiento se genera una automatización y mayor velocidad de las respuestas a algún movimiento inestable, generando una prevención de lesiones.
En resumen, se enlista los beneficios que ofrece un adecuado y planificado entrenamiento funcional:
Aumento de la fuerza global del cuerpo.
Mejora de la eficiencia neuromuscular.
Incrementa la eficiencia de los movimientos cotidianos, del trabajo o específicos del deporte.
Mejora la coordinación y del equilibrio.
Incrementa la estabilidad corporal.
Mejora de la movilidad articular y elasticidad muscular.
Progresa la postura corporal.
Prevención de lesiones.
Ayuda en la recuperación muscular después de lesiones o inactividad física.
Es adaptable a todo tipo de poblaciones, con una programación lógica.
Mejora el rendimiento motriz en deportistas de todos los niveles.
Es complementario con cualquier otro tipo de entrenamiento.
Para finalizar, el entrenamiento funcional ha sido muy mercantilizado así como masificado por algunas marcas deportivas, y esto no suele ser bueno para el cliente porque normalmente se relaciona con la pérdida de calidad en los entrenamientos. Es importante recordar que lo que es funcional para un individuo puede no serlo para otro, por ende, se debe hacer un análisis de las necesidades y de los ejercicios más acordes al usuario o grupo en el que se pretende aplicar, así como tener claros los objetivos del entrenamiento para mantener o mejorar el desempeño físico en la vida cotidiana y/o deportiva a través de ejercicios que fortalezcan la estructura física en general, e incrementen las capacidades condicionales (fuerza, resistencia, velocidad), coordinativas ( dirección, control y adaptación al movimiento) y mixta (flexibilidad).
Siempre se deben seleccionar aquellos movimientos que fortalezcan el núcleo corporal primeramente y después ejercicios que demanden más energía, fortalezcan y mejoren nuestra función o estética corporal.
Mauricio Castañón Plata
Mtro. en Ciencias del Ejercicio y del Deporte
Coordinador Académico del Centro de Educación Deportiva Profesional (CEDPRO)
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